En una primera aproximación, el sentido del término terror no parece variar mucho en virtud de las distintas tradiciones intelectuales, culturales, históricas… De hecho, en ocasiones se confunde con un universal, con una especie de trascendental negativo que, como el mal, parece llamar por sí mismo a su progresiva evitación, cuestionada por tantos y tantos acercamientos morbosos, de los que no cabe predicar ni la inconsciencia ni la ingenuidad.
Este libro argumenta, más bien en sentido inverso, que conceptualmente el terror no es tan abstracto como parece, y que por el contrario hay varias perspectivas hispanas sobre el terror, perspectivas estas que lo concretan y definen de modo múltiple, al tiempo que en su pretensión de revertirlo lo convierten en un operador mayor del discurso político-filosófico.