Mi nombre es Javier López Cazalla, aunque mi apodo artístico es El Pirrín. Nací en Móstoles, Madrid, el 6 de noviembre de 1995, dónde a los dieciséis años floreció mi alma de poeta, y desde entonces he seguido mi propio camino, porque si dejo de hacerlo ya no sería mi historia, ni yo sería yo mismo. Para la mayoría puede que sea un loco, pero nunca renunciaré a esa felicidad imperfecta que hasta hoy me ha hecho ser quien soy y conseguir lo que tengo. Vivo porque los locos trascendemos el hecho de vivir, de alcanzar lo insuperable y de crear una historia única que quizás nunca valga nada pero que siempre será nuestra, porque ni siquiera el mismo Dios puede impedir una victoria sobre sí mismo. Y es que la vida es demasiado bonita para perdérsela, pues la felicidad consiste en entregarse como si nunca fuera a doler, porque al otro lado de los miedos está el amor.